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Mostrando entradas de julio, 2006

La Capilla del Hombre

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Cuando pensamos en una capilla lo asociamos a un centro para orar o rezar, al escuchar capilla pensamos en vírgenes y santos, en el perdón de nuestros pecados y por supuesto pensamos en una iglesia. Oswaldo Guayasamín, indígena y pintor ecuatoriano pensó en capilla y pensó en pintar la tragedia de la humanidad, sobre todo la tragedia de América a través de su historia de los últimos quinientos años, por sentir y amar creó LA CAPILLA DEL HOMBRE. Un monumento sobrecogedor y santo donde el artista logró plasmar el dolor, la muerte, la ira, la miseria, la angustia de hombres, mujeres y niños de nuestros pueblos. La grandeza de esta Capilla está en como el silencio del color y el lamento de una imagen cobran vida con el vértigo de la expresión, como expresó Hugo Martínez Roble, agregando, “los colores se escuchan, las imágenes gritan, los sonidos transportan y agudizan los sentidos, para comprender lo incomprendido La Pietà de Guayasamín no lleva firma del autor, por este considerar

Un ser muy especial...

                Conocí a un ser muy especial, tan especial que queriéndome enamorar - como tan solo un hombre puede enamorar a una mujer, a través de la galantería y la exposición de sus mejores encantos - terminó confesándome su vida de éxitos y hoy de incertidumbre por tan solo dedicarse a trabajar, acumular triunfo profesional y riquezas, postergando el plano familiar y sobre todo a su esposa, no queriendo decir esto que en el plano afectivo no tratara de que otras mujeres jugaran un papel importante, como lo era mi caso en esta ocasión. Me contó que se sentía viejo y bueno para nada, sentía que su matrimonio iba camino a la deriva después de tantos años… además se acercaba a la jubilación. Este hombre me provocaba una gran ternura, no solo porque me enamoraba sino por su confesión, por lo que me arriesgué a decirle lo que yo pensaba. Le dije que entendía la vida como una forma de expresión de sentimientos que buscaba paz interna y como una extensión de

La sonrisa del avestruz

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  Recoger los buenos momentos de la vida y hablar de ellos no es cursilería, ni idealismo, es realidad de sentir la vida Un campo… La sonrisa del avestruz, cuerdas de guitarra, voces melódicas que nos adentraban en la naturaleza Recordándonos nuestra realidad… somos ambiente... Voces… mil voces Oídos extasiados con los acordes que incitan al corazón. Muñecas, dominó sensibilidad y momentos. Unos al lado de otros sintiéndolo todo... Al finalizar la tarde… La sonrisa del avestruz ... las guitarras seguían el mandato de dedos sensibles que hablaban entre cuerdas y susurraban me hago sentir…. no me quiero detener… Gracias... Maestro Vargas

En ti, no confío…

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          Sentada frente a ti, en tu sala de arena la cual me ofreces con fina cortesía, pretendo describirte, sin dudas y sin temores. Frente a ti, para ver tus ojos azules que hipnotizan y con la firme pretensión de llegar al fondo de tu ser, pero no pretendo entrar en ti; acaso, tocarte. Temo que en un intento mío de poseerte, quede yo poseída. Hijo de un Dios, eres Dios; material y placenteramente visible; como parte del universo eres todo movimiento y rítmica comunicación; es decir, ¡estas vivo! Y por estar vivo, te confiero un poderío que interactúa en mí, debilitando mi férrea voluntad y mi enorme deseo de poseerte, porque, como celestial eres, sigues las rígidas leyes del movimiento, pero, eres variante en tus acciones. ¡Eres Cambiante! Y por estar vivo, te veo hermosamente humano; con los mismos sentimientos y pasiones del hombre; amor, ira, traición, lujuria... Tu majestuosidad inquieta mis sentidos y tú lo sabes. Mis ojos se pierden en tu quietud cuando l