Carencias e incomprensión…

 

 

 

 
 
 
 
Hay pero que calor!!!…. Y no es el verano que entra para que lo disfrutemos en ríos y playas, es el calor de los años que se lleva consigo esa palabra griega que nos acompaña de tiempo en tiempo: el mens o lo que es lo mismo en criollo; la luna, hablo del climaterio, de la menopausia o de la cuestión... Y cuando este lento proceso ocurre, se suceden muchos síntomas en nuestro organismo, el cambio hormonal hace de la suya y nos provoca: aumento de peso; sofocos o bochornos de calor bruscos; insomnio; fatiga; sudor por las noches; sequedad vaginal; pequeñas pérdidas de memoria; cambios de humor... y sobre todo nos llena de un calor sexual hacia nuestro compañero, que cuando no se satisface nos lleva a la frustración y nos sentimos secas y no deseadas. Pero que pasa con ellos? si bien la ciencia tiene contradicciones de si existe o no la andropenia, la menopausia masculina o la andropausia, exista o no, el hombre también tiene sus sofocones, dolor muscular, cansancio físico y problemas de sueño, se sofoca sin esfuerzo, se le reduce la frecuencia de sus relaciones sexuales y la intensidad de sus orgasmos, así como su libido y placer al hacer el amor, Lo invade la tristeza y se le comienzan a caer todo, incluyendo los pelos ... es decir, hombres y mujeres, en el trayecto hacia los cincuenta vamos sintiendo el rigor de los años.
El hombre va al médico y nunca sale con receta para su andropenia, ni le indican tratamiento para el descenso de sus niveles hormonales, se auto receta una pastillita azul, una muchachita y ya se siente macho otra vez, hasta tanto tome conciencia de sus carencias de varón…. nosotras nos lamentamos, nos echamos fresco, nos amamos a si misma, nos damos una ducha fría y esperamos pacientemente que se vaya el calor.
La lucha entre mujer y hombre en este punto de la vida, es la misma, ambos combatimos un síndrome común que afecta adversamente la función de múltiples sistemas orgánicos, que provoca diversos trastornos psíquicos y neurológicos y que lamentablemente también afecta el sexo. Para ambos la lesión en el alma es la misma: carencias e incomprensión.

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