Tres historias íntimas …
El enamoramiento y la pasión son desencadenantes de la experiencia amorosa que nos transportan al éxtasis y nos llenan de magia. Llevarnos tan solo de la pasión, buscando la magia, a veces trae sus consecuencias y surgen situaciones que nos pueden dejar con un sabor muy amargo y difícil de superar… les cuento tres historias íntimas….
1.- Una enamorada del presidente de una empresa, decide dejar su trabajo y salir fuera del país por un año, a su regreso transitando por la 27 de Febrero ve una yeepeta y se da cuenta de que era él, le hace señas, se estacionan, acuerdan salir, salen una, dos, tres veces, sin intimidad, ella se desespera, le urgía estar íntimamente con él, él se decide y van a un motel, en el momento del orgasmo, el comienza a aullar como un lobo adulto… auh auh, hasta los chinos salieron. Llamó a una ex compañera de trabajo y le cuenta, la amiga ríe, ella también había escuchado los aullidos del lobo y aun le dicen caperucita.
2.- Una joven enamorada, el quince años mayor que ella, dos meses saliendo, intimidad en el tercer mes, motel, después del clímax, el se levanta de la cama, va al baño y sale con una toalla mojada y le da una pela, ella asustada corre hacia el baño llena de pavor, el se pone a pedir perdón, a rogarle que le abriera la puerta porque el la amaba tanto que no pudo contenerse, ella conmovida abrió la puerta y lo abrazó, iniciaron un segundo round amatorio y que creen ustedes? terminado el acto, el barbarazo le dio otra pela. (A mi me darán la primera, ¿pero la segunda? )
3.- Después de diez años de noviazgo el novio se casa con otra, ella desesperada al mes decide salir de su casa y tratar de ¨ rehacer ¨ su vida, sale una noche a tener relaciones intimas con el primero que apareciera, se fue a un bar, música en vivo, el pianista sabrosón, cruce de miradas, mucho vino, se van a un motel y no pasan cuarenta minutos cuando el la saca del motel entre brazos hacia la clínica más cercana, envenenamiento por azufre, el había olvidado el remedio para los paños que le había untado su mamá. ¿Moralejas?
Envíenos sus historias, las publicaremos con discreción.
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