Realidad Inmediata

 
 

 
Tenía 35 años cuando me vi por primera vez de manera real frente a un espejo. Me llamó la atención, estando frente a él que mi cuerpo y mi actitud ante la vida iban al unísono, maduraban los dos. Mi cuerpo manifestaba los cambios normales de la edad, pero no fue hasta entonces que tomé consciencia del hecho.
 
Mi actitud frente a la vida era de total cambio; divorciada, con dos hijas y dispuesta a realizar un cambio radical. ¡Una mudanza que me llevaría de vuelta a mi lugar de origen!
Ya han pasado muchos años desde ese día y llego a la conclusión de que esos cambios eran el anuncio de mi realidad inmediata y que no tenía nada que ver con mi condición de mujer profesional o madre… pero que de una forma u otra podía afectar o beneficiar mi rol en la vida… Hablo de los años.
 
Hablar de la edad mortifica, evadir el tema resultaría más fácil y quitarnos los años mucho mejor. Y es, que pensar que estamos envejeciendo nos hace sentir; temor, soledad, desventaja, no queridas, chóferes de nuestros hijos, servicio de nuestros maridos... y esos cuarenta se convierten en cincuenta o sesenta y nos aportan más arrugas, descuido personal, o nos pueden convertir en caricatura de juventud y socavar nuestra salud mental.

De forma consciente y reflexiva, pero siempre frente a un espejo, he trabajado en mí cada día, aceptando y asimilando la plenitud de esta etapa, tomando y ofreciendo lo mejor que la vida ofrece; La experiencia, por la cual entiendo un nuevo inicio, que cuenta con la garantía de una sabiduría que se acumula tan solo con los años vividos; el esfuerzo y la resistencia, que nos ayuda a salir de esa crisis paulatina que se presenta cuando vemos que nuestra realidad inmediata son los años y que tanto el impulso como la audacia se convierten en los viejos consejeros de la juventud, para dar paso a la prudencia, ornamento preciado de la edad madura que no le resta nada al deseo de vivir.

Disfrutemos los años, acompañémoslo con dignidad y orgullo, es la forma más hermosa de agradecer a Dios y a nuestros padres la vida misma, esto a propósito de mis 47 y el Nuevo Año. Felicidades…

30 de diciembre 2005

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